viernes, 27 de julio de 2007

Cerrado por vacaciones

Durante un mes cambio de aires. Después de 7 meses llegan las vacaciones y vuelvo a la tierra que me vió nacer hasta el 25 de agosto con lo que me temo que hasta septiembre el blog queda cerrado por vacaciones....

¡¡¡ Espero veros a por allí!!!!

Angélica

jueves, 19 de julio de 2007

visita al museo

Hasta ahora, que yo recuerde, nunca me había topado con un grupo de japoneses y japonesas en un museo y si en algún momento de mi vida había sido así nunca había reparado en ellos y aun menos en su modus operandi dentro de un museo. En Japón ya he vivido la experiencia por dos veces y me pensaré mucho que haya una tercera.

La primera vez fue en el Museo Nacional de Tokio que está en el parque de Ueno (donde hay otros muchos museos) y la exposición era sobre Leonardo da Vinci. Llovía y afortunadamente no había que hacer cola así que cogimos las entradas, dejamos el paraguas a la salida del museo y nos dispusimos a entrar. La exposición estaba dividida en dos edificios y la verdad es que no estaba muy bien explicado cómo había que hacer el recorrido o como ir de un edificio a otro.

La primera sorpresa fue la primera cola... enorme cola... para ver un solo cuadro, la anunciación, que tenía una sala entera para el solito. La explicación... era el único original de la exposición. Lo curioso de la cola es que pasaba a escasos cm del cuadro y todo el mundo se quedaba durante minutos a esa misma distancia para ver los detalles del cuadro, que no deleitarse con su contemplación porque ya me diréis qué perspectiva se puede tener a esa distancia.

Así que ese fue el gran descubrimiento, los cuadros o lo que haya que ver en una exposición de un museo en Japón se ve así. Primero se hace la pertinente cola (ya sabéis que hacen cola para todo) y luego te has de quedar un buen rato mirando muy de cerca lo que haya que ver y por su puesto si la exposición tiene éxito estarás muy bien rodeado por decenas de personas que harían lo mismo que tú.

En Tokio, más o menos se hizo soportable porque las salas del museo eran bastante grandes pero en Nagoya... fue un sufrimiento. En esta ocasión la exposición era de Dalí, que como todo lo español allí ha tenido tanto éxito que solo para entrar había que hacer una cola de al menos una hora bajo un sol y un calor de justicia. Afortunadamente en este caso tuvimos suerte y nos saltamos el paso previo al ir a una tienda conveniente y comprar allí la entrada. He de reconocer que también había cola pero mucho más corta y además con aire acondicionado. La pregunta que nos hicimos entonces fue la siguiente: "habiendo decenas de tiendas convenientes alrededor del museo y casi en cada esquina pudiendo comprar la entrada con antelación... ¿por qué hay una cola de al menos una hora para entrar?" ¡qué paciencia! En fin, si no les importa esperar...

Dentro, como os digo fue bastante insufrible, las salas eran pequeñas y llenas de gente así que hasta acercarte al cuadro o la foto era misión casi imposible. Para que os hagáis una idea de la situación os contaré que a una chica que estaba cerca nuestro le dio una lipotimia. Había exceso de gente, no tenían que haber dejado entrar a tanta a la vez. La colección venía de Florida y no estaba mal si no has estado en Figueras viendo el museo Dalí. Pero en mi caso que así es se quedaba deslucida. Aun así me gusto la colección de fotografías de Dalí y poder ver de nuevo el Mediterraneo a través de los vídeos que proyectaban.
Pero aunque dice el refrán que no hay dos sin tres no sé si volveré a pisar un museo en Japón. La sobresaturación de gente, el tener que hacer cola para ver lo que haya que ver y en suma, no poder contemplar la exposición con tranquilidad y cierta perspectiva son para mí motivos suficientes para pensármelo dos y tres veces antes de volver a intentarlo.

sábado, 7 de julio de 2007

Tanabata o la fiesta de Vega y Altair

Hoy es San Fermín, pero también es la fiesta del Tanabata en Japón que al igual que otras festividades y tradiciones de este país tiene su origen en la vecina China y en la aparente proximidad de las estrellas Vega y Altair a la Vía Láctea.

La versión japonesa de la leyenda que da origen al Tanabata ha incorporado alguna particularización respecto a la original basandose en los valores sociales y las necesidades de la época en la que se importó a Japón, la Era Heian (794-1185). Con el paso del tiempo la historia se ha ido modificando y existen varias versiones. A continuación os cuento la que me han contado a mí que es la que aparece en la wikipedia.
Shokujo (織女, ‘Shokujo’) era la hija del señor del Cielo (天帝, ‘Tentei’) que vivía al este de la Vía Láctea (天の河, ‘ama no gawa’) estaba siempre tejiendo ropa. Esta se enamoró y se casó con un pastor, Kengyuu (牽牛, ‘Kengyuu’), del otro extremo de la vía láctea. Pero Shokujo (織女, ‘Shokujo’) descuidó su tarea de tejedora y Tentei (天帝, ‘Tentei’)ordenó que solo se viesen una vez al año, durante la séptima noche del séptimo mes. Esa noche el barquero de la luna lleva a Shokujo (織女, ‘Shokujo’) junto a su marido Kengyuu (牽牛, ‘Kengyuu’). Si Shokujo (織女, ‘Shokujo’) no ha terminado sus tareas el señor del Cielo (天帝, ‘Tentei’) hará que llueva y se inunde el río (refiriéndose a la Vía Láctea) por lo que la barca no podrá ir. Si eso ocurre Kasasagi (unas urracas) forman un puente para que pueda cruzar a ver a su marido.

Esta leyenda que da origen a la fiesta de Tanabata lleva con ella el rito de escribir deseos en los Tanzazu (papeles de colores) y colgarlos de una rama de bambú. Así los árboles de mil colores llamarán la atención de Tentei para conceder a los enamorados la oportunidad anual de reunirse. De esta manera se trata de ayudar a Shokujo (織女) y a Kengyuu (牽牛) en su deseo de estar juntos. Si lo consiguen, es decir, si no llueve, estos recompensarán a los que les han ayudado colgando sus deseos en las ramas de bambú concediéndoles haciéndolos realidad.

Se trata de una fiesta muy bonita y muy colorida ya que desde días antes en los colegios, las oficinas, los centros comerciales, las administraciones, los aeropuerto, los parques, en la calle y casi en cada rincón existe un árbol o rama de bambú y los tanzazu preparados para que quien quiera pueda escribir su deseo y colgarlo. Es tradición también que las familias en las sus casas pongan una rama de bambú en la que cuelgan sus deseos.

Yo también he celebrado el Tanabata aprovechando la Sushi party y la colaboración de nuestra amiga Shuko que fue quien se encargó de traernos todo lo necesario, la rama de bambú, los papeles de colores, los alambres para colgarlos, en fin todo menos los deseos claro, esos los teníamos que aportar cada persona. El resultado lo podéis ver a continuación.

viernes, 6 de julio de 2007

Ya se hacer sushi

Y esta es la prueba...
La foto es un tipo de sushi que se llama maki-sushi y consiste en hacer un rollo con el arroz de sushi poniendo en el centro el relleno y envolviendolo con una lámina de alga nori. Una vez preparado se corta y tiene la pinta que veis. Los que me habéis oído hablar de sushi ya sabeis que básicamente no soporto el wasabi y poco el pescado crudo, así que este un sushi de los que yo llamo light, pues solo tiene surimi, aguacate y tortilla japonesa. Realmente son tres ingredientes básicos en el sushi, algo que quizá poca gente sepa, con lo que quizá no debería llamarlo light, pero como nuestra idea preconcebida de sushi ha de tener obligatoriamente pescado crudo... Así que ya sabéis se pude comer otro tipo de sushi y la verdad es que es muy saludable y ahora en verano, con estos calores que estamos pasando por aquí entra muy bien fresquito.


Todo empezó el domingo pasado, llevaba tiempo buscando el recipiente de madera donde se prepara el arroz y por fin lo encontré. Parece mentira que algo supuestamente de uso tan cotidiano no me resultara tan fácil de adquirir. EL resto de ingredientes y utensilios ya los tenía en casa así que en cualquier momento podía ponerme manos a la obra siguiendo las indicaciones de mi superlibro de recetas japonesas. El caso es que no tenía muy claro uno de los pasos más importantes, el de mezclar el arroz con el preparado de vinagre de arroz y por ese motivo decidí echar mano de mi amiga Shuko y que me ayudara a cocinarlo la primera vez.


Y ya que hablamos del tema os voy a contar alguna cosa más acerca del sushi. Lo primero que hay que decir es que se elija el sushi que se elija siempre se sirve con arroz ligeramente avinagrado. La idea de que el sushi es pescado crudo es una idea erronea. Cuando el pescado crudo se sirve sin arroz se llama sashimi.


Hay dos tipos principales del sushi, el maki-sushi (como el de la foto) y el nigiri- sushi, que es se sirve sobre una bola de arroz. Estos dos llevan wasabi (rábano de color verde que se elabora de la wasabia japónica que es una planta que crece en las orillas de los ríos). Por otro lado también está el inari-sushi, que es arroz y pescado en el interior de una empanadilla de tofú frito.

Si queréis ver buenas fotos de sushi o incluso pedir una ración no tenéis más que entrar en telesushi
hasta que un día haga el resto de tipos de sushi que me falta y pueda poner las fotos en el blog.



En algunos restaurantes se puede pedir el sushi sin wasabi. Por cierto los restaurantes de sushi normales son muy curiosos porque habitualmente el sushi va sobre una cinta transportadora de la que vas cogiendo según te va apeteciendo y luego según el color del plato que has comido el valor del sushi es uno u otro. El precio total de la comida es la suma del valor de todos los platos que hayas ingerido. Si se va a un restaurante de sushi de nivel se puede pedir el sushi a la carta o se puede solicitar el completo mori-awase, que es un plato surtido de nigiri-sushi. Suele haber tres tipos: futsu-nigiri (nigiri normal), jo nigiri (nigiri especial) y toku-jo nigiri (nigiri extra). La diferencia está en la clase de pescado utilizado. La mayoría de los mori-awase contienen seis o siete piezas de sushi.




Otra forma de comer sushi, es en una "fiesta" de temaki-sushi, en la que se prepara el arroz con vinagre y todos los ingredientes que quieras así como la lámina nori cortada en trozos y cada uno se va haciendo el sushi al gusto. Como hice en casa con unas amigas. En la mesa hay más cosas, algunas de ellas bastante japonesas, pero lo que hay en primer lugar es todo lo que concierne al sushi.
El sushi se acompaña de salsa de soja, por lo que esta se vierte en un pequeño plato abombado y antes de introducir el sushi a la boca se moja en la salsa. Y por último no hay que preocuparse si no es es muy diestro con los palillos ya que el zushi es una de la pocas comidas japonesas que puede comerse con la mano.

Con el sushi y también con otras comidas se suele servir rodajas de gari (jengibre encurtido) según parece para refrescar el paladar, pero he de confesar el jengibre, en cualquiera de sus formas es que por cierto es otra de las cosas que me resulta casi imposible de comer.


Normalmente con el sushi se bebe cerveza o sake (caliente en invierno y frío en verano) y una taza de té verde al final de la comida.

miércoles, 4 de julio de 2007

Hotel 100% japonés

Fue en la ciudad de Inuyama, al norte de Nagoya, en un caluroso y soleado día de junio. Queríamos hacer un montón de cosas en zona, entre ellas ver por la noche cómo se realiza la pesca con cormoranes, así que decidimos quedarnos allí y así estar más tranquilos. Para ello escogí un hotel en la rivera del río. Como estamos en una ciudad pequeña (aunque turística) la oferta de hoteles no es muy amplia así que me decidí por uno en el que sólo disponían de habitaciones de estilo japonés. No era un auténtico Ryokan, pero casi. Una de las cosas buenas de este tipo de hoteles (o no, si la comida japonesa no es de tu agrado) es que la cena y el desayuno suelen estar incluidos. Además he de decir que estoy contenta porque por primera vez me las he tenido que arreglar sola completamente en japonés y... hemos ido, hemos pasado la noche y hemos vuelto así que podemos decir que he superado la prueba.

Pero hoy toca hablar de los hoteles de estilo japonés y eso es lo que voy a hacer. A esta altura de la historia os podéis imaginar como empieza todo ¿no?. Con el ya conocido Irrashaimase, quitándose el calzado de calle en la misma puerta de entrada, poniéndose en las chancletas oficiales para andar por el hotel y dejando en la taquilla reservada a nuestro nombre nuestros zapatos. Menos mal que como sólo era una noche no llevé otros de repuesto. Si no me imagino que hubiera tenido que bajar de la habitación con ellos de la mano para ponérmelos a la salida y dejarlos también en la taquilla a la vuelta. En fin, creo que no terminaré de acostumbrarme a la cultura de la chancleta.

Bueno, pues la recepción y el ingreso en el hotel sin grandes novedades, eso sí, como siempre el personal muy amable y sin siquiera preguntar nos dieron un plano del pueblo y nos explicaron algunas actividades que podíamos hacer allí.

A la habitación (que no tenía un número sino un nombre, la nuestra se llamaba mar) nos acompañó una señora ya mayor vestida con kimono. Entró con nosotros y nos dio la ropa para estar por el hotel, una especie de bata hasta los pies. Yo estaba un poco extrañanada pero parece que además de las chancletas los batines también son usuales en este tipo de hoteles. Pudimos ver a la gente de los hoteles cercanos también uniformados con el batín del hotel. Tras las indicaciones pertinentes nuestra maestra de ceremonias preparó un té que acompañó con un dulce japonés, nos enseñó como funcionaba el aire acondicionado y quedamos para la cena.

La sensación en la habitación era un poco extraña porque aunque ya sabes cómo es un tatami, las mesas y los cojines, se hace raro entrar y sentarte en el suelo en vez de tirarte de cabeza sobre la cama. Además de la mesa baja y los cojines teníamos un pequeño sofá junto a la ventana pero fuera del área de visión de la tele, así que sólo nos servía para relajar la vista mirando al río que... todo hay que decirlo, tampoco estaba mal.

Llegamos pronto así que me debatía entre probar el onsen o seguir con las actividades programadas, finalmente me decidí por lo segundo que de lo primero ya tendría tiempo. En Japón cualquier visita a templo, museo, jardín o lo que sea termina a las 5 de la tarde así que hay que darse prisa.

Ya de vuelta en el hotel las tripas empezaban a rugir y lo cierto es que yo estaba expectante por ver como iba a ser el momento cena, qué nos iban a poner y cómo lo iban a servir. Al entrar en la habitación puede darme cuenta de que en cada planta tienen una cocina y la misma persona que se encarga de atenderte en la habitación también se encarga de prepararte y servirte la cena. En mi opinión fue espectacular, todo muy japonés con un montón de comida distinta, caliente y fría. Como a nosotros el pescado crudo no nos va mucho pudimos coger el sashimi (pescado crudo tal cual, sin el arroz de sushi) y cocinarlo en la cazuela de barro estilo fondue en la que nos pusieron una especie de sopa para tomar caliente. Así que fuimos buenos y nos lo comimos prácticamente todo.

Tras la cena tocaban los cormoranes y como justo era delante del hotel en recepción ya tenían las chancletas de calle (iguales pero con la suela de madera al estilo de las de las de las geishas) preparadas para que no tuvieramos que usar nuestros zapatos. Así que casi todos salimos a la calle uniformados con la ropa y el calzado oficial del hotel.


Ya de vuelta nos habían recogido la mesa y sacado los futones para dormir en el suelo así que por fin llegó el momento del onsen, que no es mas que una especie de spa, una bañera muy grande con agua supuestamente medicinal y muy muy caliente. Dependiendo del hotel el onsen puede ser realmente especial, sobre todo si es natural y estás rodeado de naturaleza y al aire libre. En invierno puedes estar en el onsen y completamente rodeado de nieve. Como hay que meterse como Dios (y nuestras madres) nos traen al mundo normalmente los hay de hombres y de mujeres pero por lo que he oído también los hay mixtos. En mi caso he de confesar que no pude pasar de la rodilla y además con mucho esfuerzo. No sé como pueden aguantar el agua tan caliente, no me extraña que haya gente mayor que directamente se quede en el onsen. En fin. Aun así creo que lo volveré a intentar en otra ocasión.
Por la mañana nos levantamos temprano, la luz entra pronto por la ventana y aunque hay que decir que los futones son bastante cómodos nada hay como una buena cama. Sabíamos que iba a haber mercado pero lo que no nos imaginábamos era que casi nos lo perdemos y es que a la hora que marca el móvil ¡¡¡ Ya estaban empezando a recoger!!!
En fin, que nos dio tiempo a dar una pequeña vuelta por el mercado mientras nos retiraban los futones y nos traían el desayuno a la hora acordada. Desayuno que por cierto parecía más otra comida que un desayuno. De nuevo pescado asado, la fondue, la sopa de miso, el arroz, etc, etc, etc...
Y con esto puedo puedo decir que terminamos porque la salida del hotel no fue tampoco nada especial, como en todos, pagar y poco más. Pero ya podemos decir que hemos disfrutado de la hospitalidad y los encantos de un pequeño hotel 100% japonés.