viernes, 29 de junio de 2007

Ketai - el teléfono móvil

Ahora que se me viene a la mente y aunque no tenga que ver con ésto tengo que contaros que en Japón sin lugar a dudas sí que triunfó el WAP. A penas utitilizan el SMS, y digo a penas porque como tal sí que puedes utilizarlo, pero aquí con el móvil se mandan correos electrónicos. Es un servicio muy barato, si no recuedo mal con mi compañía mandar un correo electrónico con archivos adjuntos sólo cuesta 1 yen (1,2 de las antiguas pesetas). Y por ese motivo cuando alguien te da sus datos de contacto suele incluir la dirección de correo electrónico del móvil, aun cuando puede que no tenga correo electrónico ordinario.

Por lo demás, pues sí, están todo el día pegados al móvil, es típica la imagen en el tren o en calle de la gente mirando el móvil, pero en realidad nosotros vamos por el mismo camino y además de forma mucho más molesta y ruidosa. Aquí no sé muy bien que es lo que van haciendo con el móvil, supongo que leer o mandar e-mails, jugar o ver la tele pero no se oye ni una mosca. En todo el tiempo que llevo aquí a penas he oído sonar un móvil, ni el tren ni en clase, ni de paseo, ni de tiendas. No creo que nosotros podamos decir lo mismo cuando suenan por todas partes.

Además por lo que parece aquí no se pueden usar los teléfonos móviles en los transportes públicos y la explicación en este caso es la amenaza terrorista y lo que pasó en Madrid hace unos años. En el metro de Nagoya directamente no hay cobertura y en cuanto sales a la superficie si el revisor que está constantemente pasando te ve hablando por el móvil inmediatamente te lo hace apagar. Así estamos...

Por lo demás, creo que todo entra más o menos dentro de la normalidad. Alguien me preguntó al principio de los tiempos que si había visto a alguien pagar con el móvil en el tren, pero creo que puedo decir que no. Lo cierto es que si lo hicieran yo no me enteraría porque además de que no podrían entender lo que aparece en pantalla tampoco me atrevo a mirar por encima del hombro a ver que van haciendo. Para los pagos ya os he comentado que son bastante tradicionales y lo que más veo es el efectivo.

De todas formas sí que es cierto que para el móvil disponen de servicios que nosotros aun no tenemos, pero cuando me llega la propaganda de mi compañía directamente va a la bolsa de reciclaje de papel porque directamente no entiendo lo que me ofrecen y para no frustrarme más de la cuenta en cuanto puedo elimino todo aquello que no puedo comprender y que tampoco me importa demasiado, a fin de cuentas para que quiero yo ver la tele o bajarme música en japonés.

Como temo estar decepcionando a la audiencia os mando unas fotos de mi móvil que es bastante estándar, como veis lo que más se lleva es el estilo Motorola con dos tapas que juntan, grandes pantallas y cámara integrada, aunque también los hay de tapas deslizantes estilo Siemens.
Lo que nunca veréis por allí son la cantidad de adornos que les ponen a los móviles. Desde pegatinas de brillantitos hasta colgantes de muñecos de Disney más grandes que el propio teléfono. Yo ya os conté que le he puesto solo un pequeño adorno que contiene una flor de sakura en su interior y por qué no decirlo no está muy en consonancia con la moda, pero una de mis mejoras amigas por aquí se ha mimetizado completamente con la moda. Ahora está de vacaciones pero en cuanto vuelva os pongo la foto de su móvil. Tampoco os penséis que lo de adornar el móvil es cosa solo de chicas ¿eh? para eso y para otras cosas aquí los chicos son de lo más presumido.

jueves, 28 de junio de 2007

1000 grullas para un deseo


La primera vez que oí hablar de Sadako Sasaki fue gracias a la iniciativa que llevó a cabo la región de Extremadura con motivo de la exposición Universal de Aichi. Que como ya os conté es la prefectura donde se encuentra Nisshin y cuya capital es Nagoya. Debió de ser muy emotivo porque entre Extremadura y Japón no solo tienen en común las grullas ( Extremadura acoge en el invierno a la mayor parte de las grullas que emigran del norte de Europa) sino también los cerezos de los que ya os he hablado. Si queréis saber más sobre la iniciativa podéis informaros aquí.

Desde que oí la historia de Sadako y las grullas se me ha quedado metida en la cabeza así que no solo la voy compartir con vosotros sino que en la medida de lo posible os voy a intentar involucrar en mi proyecto personal de las 1000 grullas de origami. La historia la he traducido de la web oficial del proyecto de paz mundial para los niños.

http://www.sadako.org/.

La grulla de papel se ha convertido recientemente en un símbolo internacional de paz como resultado de su conexión con la historia de una niña japonesa llamada Sadako Sasaki nacida en 1943.

Sadako tenía tan solo dos años cuando la bomba atómica cayó sobre Hiroshima, el 6 de agosto de 1945. Mientras crecía Sadako se convertía en una chica fuerte, deportista y con un gran coraje. En 1955, cuando tenía 11 años mientras participaba en una carrera comenzó a sentirse mareada y se cayó al sielo. A Sadako se le diagnosticó Leucemia como a tantas y tantas personas tras la bomba atómica. Su mejor amiga le contó una antigua leyenda japonesa que decía que todo aquel que doblara 1000 grullas de papel se le concedería un deseo. Sadako esperaba que los dioses la concedieran el deseo de recuperarse para poder volver a correr de nuevo. Comenzó a doblar las grullas de papel pero murió el 25 de octubre cuando tenía 12 años antes de llegar a completar las 1000 grullas.

El hecho es que nunca se rindió. Continuó haciendo grullas de papel hasta que murió. Inspirada por su coraje y su fuerza, los amigos y compañeros de colegio de Sadako hicieron un libro con todas sus carta y lo publicaron. Comenzaron a soñar con construir un monumento dedicado a Sadako y a todos los niños que murieron como consecuencia de la bomba atómica. Jóvenes de todo Japón ayudaron a recaudar dinero para el proyecto.


En 1958 la estatua de Sadako sosteniendo una grulla de oro fue descubierta en el parque de la paz de Hiroshima. Los niños pidieron un deseo que fue inscrito en la parte inferior del a estatua y dice:


"ESTE ES NUESTRO LLANTO, ESTA ES NUESTRA ORACIÓN, PAZ EN EL MUNDO"


Hoy en día gente de todo el mundo dobla grullas y las envía al monumento de Sadako en Hiroshima.

Y yo que me quiero sumar a la causa ya he comenzado a hacer mis grullas, con la diferencia de que yo les voy a poner los nombres de las personas a las que van a representar. Cuando las tenga terminadas las llevaré en persona a Hiroshima y las pondré en el monumento de Sadako. Así que todo aquel que quiera tener una grulla con su nombre allí solo tiene que decírmelo y además escoger un color de entre los que os vienen en un paquete de papel para Origami. Yo me comprometo a hacerle una foto a su grulla y a enviársela. Tenéis todo el verano para pedir vuestra grulla.


lunes, 11 de junio de 2007

Un día en la escuela primaria


El viernes pasado tuve la oportunidad de ver cómo es una escuela de primaria y además comer con niños y niñas de unos 11-12 años. A través del grupo de voluntarios que nos da las clases de japonés otro de los grupos de voluntarios de Nisshin me había pedido que les hablara de nuestra cultura culinaria. Ese mismo día también participarían otras personas de Francia, Méjico, China y Korea.

Llegamos al colegio alrededor de las 10:15. Tras cambiarnos de zapatos y ponernos los de visitantes nos pasaron a una pequeña sala donde nos ofrecieron (bueno más bien lo pusieron directamente, aquí en este tipo de ocasiones, no se pregunta si se quiere un té, las reglas de hospitalidad dictan que el té se tiene que servir y más o menos que te lo tienes que tomar si no quieres ser descortés). Tras el té, a cada una de las participantes invitadas nos vino a buscar un niño/a y nos llevó a la clase correspondiente donde tendríamos que hablar sobre la cultura culinaria de nuestros países por tres veces, serían los niños los que rotarían por las clases en vez de nosotros. Todo un detalle.

Ya en clase me recibieron primero con una pizarra llena de flores de todos los colores y dibujos que habían preparado especialmente para mí. Después, cual soldados a punto de inicial la batalla unos de los niños, que haría más o menos de general, se puso junto a mí y les ordenó ponerse en pié, me soltó un pequeño discurso de bienvenida en japonés del que a penas entendí nada, pero tras el cual el resto de la clase me dio los buenos días (también en español) y me hicieron la primera de las muchas reverencias del día. Les devolví el saludo y las reverencias y comenzamos con la charla.

En este punto ya me había dado cuenta de que en primaria no solo son reglamentarias la gorrita amarilla cuando van o vienen a clase, las zapatillas para estar en el colegio (wabakis), las carteras (normalmente roja para las niñas y negra para los niños, por cierto carísimas pero deben de ser genuina piel y les deben de durar hasta que acaban la Secundaria) sino que todos usan las mismas hojas para escribir y la misma carpeta para sujetar las hojas. Menos mal que aun tienen libertad para escoger el boli con el que escribir y para llevar la ropa que quieran, ya que en primaria no van uniformados.

Continuando con la charla, durante todo el "discurso" y en general todo el tiempo fueron muy aplicados y educados. En el turno de preguntas no hablaban si yo no les daba paso y al final se despedían todos a una dando las gracias mientras hacían la reverencia. Como os podéis imaginar sobre lo que más preguntaron fue la paella, más conocida incluso que los ibéricos. Si hubiera sido al revés seguro que las preguntas habían ido a parar al sushi. Y... una sorpresa, aquí les encantan los churros, los pezqueñines se pirran por ellos así que no me hizo falta dedicarle ni un minuto al tema.

Tras las tres rondas que estaban previstas llegó la hora de comer. Allí no hay un comedor a donde dirigirse, sino que se monta en cada aula y son los propios niños y niñas los que se encargan de poner la mesas para comer y en las que les van a poner los cazuelones con la comida, los boles y el cubierto, que curiosamente no son palillos (reconozco que me llevé una pequeña decepción) sino una especie de cuchara con unos pequeños dientes de tenedor al final. Aquel día tocaba arroz con curry, tortilla de verduras, verduras cocidas y saltedas, yogurt y una botellita de leche para cada uno.

Durante la comida no se habla. Así que aunque intenté hacerles algunas preguntas mi traductora ya me advirtió que no se solía hablar. Más bien se escucha porque siempre hay uno de ellos que se dedica a hablar y mediante el altavoz que hay en cada aula el resto de niños escucha. Cuando ya todos se han servido y han terminado de comer los restos de comida se los reparten civilizadamente. Aquellos que quieren repetir levantan la mano y se lo juegan a piedra, papel o tijera. Y los que no se llevan el premio se aguantan y no forman ningún barullo. Como veis todo muy civilizado.

Tras la comida hay un tiempo de descanso y en esta ocasión como tenían invitadas especiales (todas eramos mujeres) nos obsequiaron cantando una preciosa canción a modo de despedida. Nos sentaron a todas en fila frente a ellos, junto a nosotras un pequeño órgano y la silla de la directora de orquesta que fue la maestra de ceremonias, se subió a la silla, nos saludó y comenzó a dirigir a sus compañeros. Lo cierto es que fue muy emocionante, la canción era preciosa y la cantaron maravillosamente bien, nadie desafinó en ningún momento. Tanta sensibilidad casi consiguió que se me saltaran las lágrimas...

Tras la canción, el saludo de despedida y las reverencias, el niño que nos había ido a buscar a la salita de bienvenida, nos llevó de nuevo allí, nos sacamos unas fotos, nos tomamos un café y recibimos un sobre con algo de dinero por habernos prestado a colaborar en el programa. En fin todo un detalle pero innecesario, sobre todo tras todas las molestias que los voluntarios se toman por nosotros.
Y esto es todo lo que ocurrió en el cole esa mañana. Lo cierto es que no puedo comparar porque ni tengo hijos, ni sobrinos ni hijos de amigos con esa edad pero algo me dice que hay algunas diferencias.... Si alguno quiere compartirlas...

miércoles, 6 de junio de 2007

Más sobre el arroz

Todo lo que a continuación os voy a contar sobre el arroz lo he sacado de la guía de Lonely Planet sobre Japón, así que espero que con este comentario queden salvados los derechos de reproducción.


" En Japón no solo se consume kome (arroz) todos los días y a todas las horas, sino que también lo adoran. Esto puede sorprender a los visitantes, excepto a los grandes empresarios de EEUU y de Australia que llegan en masa a Japón para tratar de abrirse camino en el lucrativo mercado de arroz. Aunque para los y las japonesas el arroz extranjero nunca da la talla. O es arroz japonés o nada.


Antes de cocinarlo se llama o-kome; la o- denota respeto, y kome significa arroz. Cocinado al estilo japonés (básicamente arroz blanco pero más pegajoso, de forma que es más fácil comer con los palillos) se llama gohan (el prefijo go- es el máximo indicador de respeto), y significa arroz o comida. No obstante los camioneros usan el término más informal meshi, que viene a significar papeo. En las comidas de estilo occidental al arroz se lo denomina raisu.


Cada nativo japonés consume un promedio respetable cantidad de 70 kg de kome por año (Con lo que no es de extrañar que el arroz se venda por aquí en bolsas de cinco y diez kilos). De hecho una comida se considera que está incompleta si no lleva kome. Es el componente básico de la cocina japonesa.


El hakumai es arroz blanco sencillo (aunque ningún cocinero de procedencia japonesa lo describiría como sencillo, diría que es brillante, delicadamente perfumado, incluso grueso, pero nunca sencillo), que se usa como base o acompañamiento en cualquier comida, desde una humide eki-ben (fiambrera de viaje) hasta la mejor Kaiseki (alta cocina japonesa de Kyoto). Una comida puede consistir en un cuenco de gohan cubierto de tsukudani (pescado y verduras hervidos a fuego lento en salsa de soja y mirin) de carne de cerdo o ternera acompañado de una sopa de miso y con guarnición de tsukemono (encurtidos). De echo los restaurantes que dan este tipo de comida se son a Japón lo mismo que los Macdonalds en EEUU o el Bocatta en España. Constituyen la comida típica rápida,y barata de Japón.


Por otro lado está el genmai, que es el arroz integral sin descacarillar ni refinar y que rara vez se consume fuera de los restaurantes orgánicos (con la excepción de la shojin-ryori, cocina budista vegetariana), ya que carece de la fragancia y el brillo tan apreciados en el hakumai.


El mochi-gome es una especie de pasta de arroz que se usa para hacer los pegajosos mochi (pasteles de arroz), que se sirven especialmente en el Shogatsu o fiesta de fin de año (a veces con consecuencias nefastas ya que la muerte por atragantamiento con mochi es frecuente entre las personas ancianas). Los mochi son muy populares y se sirven tostados como yaki-mochi o envueltos en hojas de cerezo saladas como sakura-mochi, una especialidad primaveral de Kyoto.